"Los derechos de la mujer son derechos humanos, y los derechos humanos son derechos de la mujer".
Esta proclamación, que se hizo famosa por el discurso de Hillary Clinton durante la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer y que posteriormente se consagró en la monumental Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, sonó al mundo como una verdad evidente. Una verdad que aterrizó con el peso del reconocimiento de una verdad tan manifiesta, pero que estaba lejos de las realidades vividas por las mujeres en todos los países del mundo. El espíritu de esta proclamación y de la conferencia fue un urgente llamado a la acción que generó un apoyo sin precedentes, de modo que la Declaración y la Plataforma de Acción de Beijing fue adoptada unánimemente por 189 naciones en 1995.
Este año se celebra el 25º aniversario de la Declaración de Beijing y el 20º aniversario de otro hito para los derechos de la mujer y la igualdad de género, la Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que estableció el camino para el desarrollo de la agenda de Mujeres, Paz y Seguridad (WPS, según sus siglas en inglés). El programa WPS constituye un grupo de trabajo pionero y de refuerzo, el cual retoma elementos críticos de la Declaración de Beijing y sigue impulsando la lucha por la igualdad de género.
Diversos grupos de mujeres de todo el mundo se reunieron para luchar por estos avances y hoy en día continúan reuniéndose para luchar por la aplicación plena y tangible de los compromisos establecidos en cada uno de ellos. Las mujeres siguen uniéndose para alcanzar los "objetivos de igualdad, desarrollo y paz para todas las mujeres de todas partes en interés de toda la humanidad" a través de los objetivos unificados y aplicables de la Declaración y el programa WPS.
La labor en pro de la igualdad continúa, ya que ningún país ha logrado la plena igualdad entre los géneros, mientras estamos viendo retrocesos significativos y alarmantes de los progresos logrados con tanto esfuerzo, y mientras comenzamos a ver las graves consecuencias de la extrema desigualdad entre los géneros a través de los reveses inmediatos y previsibles de las mujeres y las niñas debido a la pandemia mundial. Tenemos un largo camino por delante, la resistencia y la fuerza de espíritu son esenciales, pero también debemos tomarnos momentos para reflexionar y celebrar las victorias, los éxitos y apreciar a las mujeres sobre cuyos hombros nos apoyamos mientras continuamos esta labor crucial de exigir la liberación y la igualdad para las mujeres, para todas y todos.
