Resistencia campesina y desarrollo de medios de vida para la permanencia en el territorio

La lucha de los movimientos sociales y por los derechos humanos ha sido clave para mejorar las condiciones de vida de las personas campesinas en el mundo. En el Día de las luchas campesinas destacamos su labor.
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En Colombia, el conflicto armado, la profunda desigualdad en la distribución de la tierra y la estigmatización y persecución ha golpeado fuertemente al movimiento campesino. Sin embargo, su lucha ha resultado también en importantes logros como el reconocimiento de las Zonas de Reserva Campesina, los territorios agroalimentarios, avances en la reforma rural integral y el reconocimiento del campesino como sujeto de derechos.

De acuerdo con el Departamento Administrativo Nacional de Estadística - DANE (2023), la población campesina en Colombia es de 15.2 millones personas, el 30% de la población total en Colombia, quienes realizan diferentes tipos de actividades, entre las que se encuentran la agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca en aproximadamente 14 millones de hectáreas, es decir, 12,3% del territorio nacional.

La desigualdad en la distribución de tierra en Colombia es una de las causas fundamentales y estructurales del conflicto y la violencia en el país. Según Oxfam, Colombia está en primer lugar en la lista de la desigualdad en la distribución de la tierra en toda América Latina, el 1% de las explotaciones agrícolas más grandes ocupa 81% de la tierra, mientras el 99% ocupa tan solo el 19%.

Por lo tanto, la cantidad de tierra para trabajar la agricultura para los pequeños productores resulta escasa por las diferentes dinámicas de acaparamiento de grandes empresas y terratenientes. Solo el 42% de la población campesina se dedica a las labores agropecuarias, las demás personas se dedican a la construcción, comercio, transporte y otras labores no relacionadas con el campo.

Reconocimiento del campesinado

El campesinado durante décadas ha tenido que afrontar diferentes luchas por su reconocimiento, el respeto a sus derechos humanos, su autonomía alimentaria y organizativa. En el proceso constituyente, resultado de la constitución colombiana de 1991, se desconoció el carácter particular de la identidad, cultura y forma de vida campesina, como no ocurrió con otras poblaciones rurales indígenas y comunidades negras, Afro, Raizales y Palenqueras.

No fue hasta un fallo en 2018 de la Corte Suprema de Justicia, promovido a través de una tutela interpuesta por un grupo de campesinas y campesinos de distintas zonas de Colombia, que se incluyó la definición de la categoría campesino en la Encuesta Nacional de Calidad de Vida para la población campesina del DANE en 2021, lo que permitió al país tener datos más precisos sobre el campesinado en Colombia.

Estas faltas de reconocimiento se unen a varias causas históricas y estructurales afectando los derechos humanos del movimiento campesino colombiano, como es el desplazamiento forzado y el despojo de tierras, los ataques o la criminalización de sus lideres, el daño ambiental de zonas rurales y ecosistemas estratégicos, problemáticas de deforestación, pérdida de la seguridad alimentaria de la población rural y la ausencia de una Reforma Agraria.

La lucha por la participación en la toma de decisiones que afectan a la población campesina es una bandera que guía la agenda política del movimiento campesino en todo el mundo. En 2018, se marcó un hito histórico con la adoptación de la Declaración de las Naciones Unidas los derechos de los campesinos y otras personas que trabajan en zonas rurales en 2018, promovida desde hace décadas por el movimiento campesino internacional Vía Campesina.

Colombia en ese entonces se abstuvo de votar en la sesión de la Asamblea General de la ONU, mientras que la entonces Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, celebró la adoptación diciendo "A nivel mundial, los campesinos alimentan al mundo, pero su propio disfrute de sus derechos humanos, incluido su propio derecho a la alimentación, está en peligro".

En 2023, por la continua y diversa lucha del campesinado colombiano, se logra finalmente que el Congreso Nacional de Colombia reconozca al campesinado como sujeto de especial protección constitucional a través del acto legislativo 001 de 2023, el cual reconoce la producción de alimentos para la soberanía alimentaria, la organización/asociatividad campesina y las dinámicas culturales que los distingue de otros grupos sociales.

Desde 1996 existe la figura de las Zonas de Reserva Campesina (ZRC) en la legislación colombiana y, posteriormente, a partir de los procesos de encuentro, resistencia y movilización campesina por la defensa de la vida y el territorio, el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural de Colombia decreta en diciembre de 2023 los procedimientos de constitución, reconocimiento y fortalecimiento de Territorios Campesinos Agroalimentarios - TECAM para la construcción de paz desde los territorios, la vida digna de sus habitantes, la soberanía alimentaria, la agroecología y las dinámicas de vida del campesinado.

La lucha campesina desde el territorio

El desarrollo de iniciativas en medios de vida sostenibles, enfocadas a mejorar las condiciones agrícolas, alimentarias y económicas de las regiones en Colombia, se ha vuelto un tema transversal para contribuir a mejorar las condiciones de vida de las familias rurales, pervivir en los territorios y conservar el ambiente y los bosques que los rodean.

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Producción y sostenibilidad ambiental por las familias campesinas

Al sur de Colombia (departamento de Putumayo), la Asociación de Desarrollo Integral Sostenible Perla Amazónica – ADISPA está fortaleciendo las capacidades de la promotoría campesina en el manejo tecnificado de huertas orgánicas, meliponicultura y Sistemas Agroforestal (SAF). Estas maneras de producción y sostenibilidad ambiental promovidas por las familias de la Reserva Campesinas contribuyen a la soberanía alimentaria y a la generación de excedentes económicos de las familias como eje de desarrollo económico y social de la región.

Al mismo tiempo, el desarrollo de medios de vida sostenibles impide realizar otras actividades extractivas, como la explotación petrolera, la ganadería extensiva e la implementación de cultivos de usos ilícito, principales actividades que ocasionan la pérdida de cobertura vegetal del bosque, la pérdida de biodiversidad y aumentan los índices de deforestación en la Amazonia colombiana.

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Mujeres campesinas que transforman el territorio

En Caquetá, al sur del país, la Asociación de Mujeres Productoras de Esencias de Paz – ASMUPROPAZ y la Asociación Municipal Campesina de Trabajadoras y Trabajadores de Piamonte Cauca – ASIMTRACAMPIC están trasformando su producción agrícola para dar un valor agregado a su producción.

Tanto ASMUPROPAZ como ASIMTRACAMPIC iniciaron con escuelas de campo para mejorar la planeación de cultivos e implementar buenas prácticas agrícolas para la fertilización y control de plagas y enfermedades. Adicionalmente, estas organizaciones han logrado mejorar sus procesos de transformación y han adquirido capacidades asociativas para la consolidación de sus procesos productivos.

En la actualidad cuentan con planes de negocios de productos cosméticos y de cuidado corporal, además de productos alimenticios deshidratados para ser impulsados y comercializados en ferias comerciales, ruedas de negocios, mercados locales y aliados comerciales que han logrado consolidar durante los diferentes ejercicios de comercialización.

Estos procesos productivos han contribuido a la reconciliación de las familias, la construcción de paz y la producción y el uso sostenible de la tierra y el territorio para la conectividad biológica entre la llanura y el piedemonte amazónicos de los departamentos de Caquetá y Cauca.

La Asociación de Mujeres Campesinas Ambientalistas de la Cristalina del Lozada por sus Derechos – ASMUCACD en la vereda La Cristalina de Lozada en la Macarena, Meta, en el centro del país, ha tenido un rol fundamental en la gestión de iniciativas productivas para el desarrollo agrícola, la construcción de paz y la asociatividad, dado que cuenta con herramientas y mecanismos para la producción sostenible y venta de frutas, verduras y hortalizas.

La producción que acompaña ASMUCACD se desarrolla en 27 predios de 27 mujeres y el área efectiva de producción total es de aproximadamente 1.300 metros cuadrados. En las huertas familiares, como las denominan ellas, están produciendo más de 20 diferentes especies de verduras y hortalizas.

El 80 % de la producción se destina al consumo familiar y el 20 % restante a ventas locales, mercados campesinos y ferias en el municipio de La Macarena.

Las fincas de las participantes de ASMUCACD están en una zona estratégica entre los Parques Nacionales Naturales de Colombia de La Serranía de Chiribiquete, la Serranía de la Macarena y Tinigua, un área que no solo ha sido clave para el proyecto, sino que también es estratégica por su conectividad ecosistémica y por su alta biodiversidad biológica. El rol que las mujeres campesinas de la Cristalina del Lozada desempeñan no es menor, pues además de generar medios de vida, contribuyen al uso sostenible de la tierra y a la protección del territorio.

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Procesos productivos liderados por personas campesinas para la conservación de los bosques

En el norte de Colombia, la organización Corporación de Desarrollo Solidario – CDS acompaña en los Montes de María a 90 familias para mejorar el acceso a alimentos y la generación de ingresos económicos, por medio de la implementación de sistemas apícolas, acuícolas y SAF. La venta de sus productos locales ha permitido el acceso a otros bienes y servicios que no se producen en su territorio, los cuales satisfacen necesidades humanas fundamentales y permiten la permanencia de las familias en la región.

En el departamento de Santander, La Corporación Buen Ambiente – CORAMBIENTE está contribuyendo a la protección de ecosistemas en la región de Santurbán, con la implementación de modelos productivos integrados de conservación, uso sostenible y fortalecimiento de la gobernanza de 200 familias campesinas. El desarrollo de estos procesos productivos promueve prácticas de producción y formación agroecológicas para la consolidación de prácticas sostenibles e impulsar la producción orgánica, además que contribuyen a la restauración y conservación de ecosistemas estratégicos del Bosque Seco Tropical y las áreas de amortiguación del Páramo se Santurbán, donde se desarrollan los medios de vida sostenibles.

Estos son algunos de los medios de vida sostenibles desarrollados por organizaciones sociales campesinas, copartes del Fondo Noruego para los Derechos Humanos (FNDH), en diversas regiones de Colombia. En el Día Internacional de las luchas campesinas celebramos y nos solidarizamos con estos importantes procesos que ponen de precedente las reivindicaciones sociales de las personas campesinas, su lucha por la igualdad de derechos y el papel de la agricultura familiar en la seguridad y soberanía alimentaria.

Desde el FNDH hemos visto repetidamente que el trabajo del movimiento campesino es una oportunidad para construir paz, defender los derechos humanos y el ambiente, prevenir la deforestación y para mejorar la calidad de vida de las familias campesinas en los territorios de Colombia.

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Fotografía de portada: ASMUCACD