Para llegar a la primera vereda del río Yurumanguí desde Buenaventura se requieren dos horas, en un recorrido desde el puerto más grande de Colombia y pasando por el Océano Pacífico. Si el río tiene buen nivel para navegarlo, en lancha se tarda entre cinco y siete horas para llegar hasta la última vereda.
En este recorrido al sur del Pacífico vallecaucano se puede observar un paraíso selvático que se ha visto amenazado por tres décadas de violencia que no ha cesado y que, por el contrario, ha incrementado en los últimos meses.
La desaparición de los líderes Abencio Caicedo y Edinson Valencia desde el 28 de noviembre de 2021 refleja las pocas garantías con las que viven las personas en este territorio, especialmente aquellas que defienden los derechos. Según investigaciones, lo último que se supo de los defensores ambientales era que transitaban el río Yurumanguí de camino a una reunión.
Debido a la gravedad de este caso y al incremento de la violencia en el territorio, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) otorgó medidas cautelares en favor de estos dos líderes y solicitó al Estado colombiano adoptar las medidas necesarias para determinar su situación y paradero.
Según custodios del Consejo Comunitario de la cuenca del río Yurumanguí, el trabajo de protección de uno de los ríos mejor conservados del Pacífico no ha sido fácil, y es por ello que organizaciones sociales como Pastoral Social Buenaventura ha venido desempeñando una labor de acompañamiento al consejo con un enfoque étnico-territorial. "Las comunidades necesitan del acompañamiento que hacemos y no podemos bajar los brazos”, explica Cadavid en una conversación con el Fondo Noruego para los Derechos Humanos Colombia (FNDH).
Desde el FNDH expresamos nuestro apoyo al Secretariado Diocesano de Pastoral Social Buenaventura en su labor cuyo fin es garantizar la protección y el cuidado del bosque natural a través del reconocimiento y respeto efectivo de sus derechos étnicos, territoriales y ambientales. Este proyecto ha sido posible gracias al aporte financiero de la Iniciativa Internacional de Clima y Bosque de Noruega (NICFI) a través de la Embajada de Noruega en Colombia.
¿Cuál es el objetivo de la organización en Buenaventura?
La Pastoral Social es una entidad adscrita a la Diócesis de Buenaventura y articula toda la acción pastoral de la iglesia en la ciudad. El objetivo es la atención a población vulnerable, la defensa del territorio y de la vida. No obstante, la Pastoral tiene un alcance mucho mayor pero dadas las circunstancias que estamos viviendo en Buenaventura, la Pastoral se ha centrado en esos puntos desde el magisterio social de la iglesia.
Cabe aclarar que, en nuestras intervenciones, nosotros no discriminamos por cuestiones de edad, sexo, raza, religión. Atendemos con un enfoque totalmente diferencial, pero siempre en nuestro accionar está la presencia de la dignificación de la vida a la luz del evangelio.

Frente a la defensa del territorio, ¿qué acciones realizan?
Estamos atendiendo al Consejo Comunitario de la cuenca del río Yurumanguí, a siete horas de Buenaventura, porque es donde menos llega el acompañamiento. En este proyecto tenemos como eje trasversal la protección y defensa del territorio, y para lograr esto tenemos tres líneas: [1] la identificación de los liderazgos en la parte alta del río para acompañar y fortalecer sus capacidades; [2] tenemos un problema muy grande de seguridad en los ríos, por ello, queremos fortalecer el plan de protección colectiva del Consejo Comunitario; [3] y el desarrollo de capacidades para la generación de ingresos del Consejo.
En términos generales, ¿cuál es la situación de violencia que enfrentan en el río Yurumanguí y en Buenaventura?
Hay una paradoja frente a esto. Llevamos bastante tiempo acompañando a las comunidades porque están con procesos de desplazamiento, con temas de confinamiento, y la paradoja es que nosotros [en Buenaventura] estamos en las mismas. Buenaventura también está con problemas de desplazamiento y también estamos confinados; a las siete de la noche hay una disminución de cerca del 90% de la gente en la calle y en el centro, en los barrios es del 100% por grupos armados ilegales. Hemos tenido que cancelar actividades por el paro armado.
¿Cómo describiría a las comunidades que habitan el río?
Son comunidades sin comunicaciones, sin puestos de salud, al margen de los actores armados, unas comunidades muy empobrecidas. Necesitan del acompañamiento que hacemos y por esto no podemos bajar los brazos.

¿Por qué desde Pastoral Social Buenaventura «no bajan los brazos»?
La pastoral funciona bajo la doctrina social de la iglesia, es decir, bajar los brazos es bajarnos de nuestro destino y nuestras creencias. La labor de la pastoral es una labor de servicio a pesar de todas las dificultades.
Portada: Puerto de transporte de personas con casas montadas sobre pilotes de madera alados del puente de tránsito en Buenaventura, Colombia. Crédito: Ernesto Tereñes.