Mujeres indígenas, esenciales en la defensa de los derechos étnicos, ambientales y territoriales

A pesar de los obstáculos, las mujeres indígenas han logrado custodiar el 22% del mundo –siendo este el porcentaje de su territorio- y el 80% de la biodiversidad del planeta, según datos de Naciones Unidas. En el Día Internacional de las mujeres indígenas visibilizamos su importante rol en la defensa del ambiente y los derechos humanos.
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Las mujeres indígenas continúan enfrentando múltiples tipos de violencias y discriminación. Varias organizaciones de la sociedad civil explican que estos hechos han sido heredados de las prácticas coloniales y actualmente han evolucionado en formas de opresión racistas y patriarcales.

En el caso de Colombia, la Comisión de la Verdad compartió en su Informe Final que estos hechos de violencia han propiciado múltiples y persistentes agresiones contra las mujeres indígenas; violencias que se agravaron durante el conflicto armado.

Blanca Suárez es una mujer indígena del Pueblo Uitoto de Puerto Santander, Amazonas, y ha sido desplazada dos veces en el marco del conflicto armado. Suárez cuenta que para las mujeres indígenas el desplazamiento, el despojo y el abandono forzado de sus tierras y territorios han sido los hechos de violencia que más las han afectado en la guerra, y han generado una ruptura del vínculo histórico con su comprensión del territorio.

Así como Blanca Suarez, el 32% de las mujeres indígenas que contaron su historia a la Comisión de la Verdad reportaron haber sido víctimas del desplazamiento forzado en el marco del conflicto armado en Colombia. Otros hechos violentos tuvieron que ver con el despojo, las amenazas y las violencias sexuales.

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Resguardo Indígena Kankuamo

Las guardianas de un ecosistema en vía de extinción

Ante este panorama, organizaciones sociales y movimientos indígenas que cuentan con un destacado liderazgo de mujeres llevan a cabo diferentes acciones e iniciativas con el fin de defender los derechos étnicos, ambientales y territoriales en el país. Este es el caso de Liliana Villazón y Jhoryed Martínez, dos mujeres indígenas que desde la Sierra Nevada de Santa Marta defienden el territorio del resguardo Kankuamo, de manera particular de las diversas dinámicas que inciden en la pérdida de un ecosistema tan estratégico como lo es el bosque seco tropical.

El Instituto Humboldt alerta que el bosque seco tropical, originariamente uno de los más extensos de Colombia, actualmente está a punto de desaparecer. La zona cubierta por este ecosistema en la Sierra Nevada de Santa Marta se categorizó en 2015 en peligro crítico y se resaltó que en los territorios étnicos se encuentran el 57% de los remanentes.

Villazón y sus compañeras Kankuamas protegen las zonas del bosque seco tropical ubicadas en la cuenca alta y media del río Seco mediante la identificación de especies de flora y fauna, el desarrollo de recorridos en el territorio para la caracterización de áreas, zonas y espacios potenciales para la conservación, y el fortalecimiento de procesos de formación e intercambio de saberes en los cuales se resalta el rol de las mujeres en la protección y el ordenamiento ambiental del territorio.

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Mujeres Hiladoras de Vida

Rompiendo paradigmas al interior de los pueblos indígenas

Las Mujeres Hiladoras de Vida son un grupo de indígenas de los pueblos Pastos, Yanaconas y Embera Chamy que se organizaron para resistir ante las múltiples formas de opresión y violencia que surgen al interior de los resguardos indígenas y ante la discriminación por su origen indígena.

Asentadas en el departamento del Putumayo por situaciones históricas de desplazamiento, las Hiladoras de Vida contribuyen a la conservación del ambiente en territorios naturales con amplias coberturas de bosques naturales, pero también afectados por procesos de deforestación, cambio de coberturas naturales, cultivos de uso ilícito, procesos de violencia, entre otros.

Su filosofía de trabajo también consiste en la recuperación de su identidad cultural. Precisamente la perdida cultural, usos y costumbres ancestrales han generado una ruptura de los lazos sagrados con la Pacha Mama (Madre Tierra) y su relación de cuidado con los bosques y la biodiversidad.

Este panorama ha hecho que un grupo de 15 mujeres indígenas acompañadas por las Mujeres Hiladoras de Vida enfoquen su labor como guardianas del bosque para la conservación, protección y cuidado del ambiente en Villagarzón, Putumayo, en un espacio en el que la participación de las mujeres es valorada y respetada; y se reconoce el rol natural de las mujeres como dadoras y cuidadoras de la vida.

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Asociación de Cabildos Indígenas del Municipio de Villagarzón Putumayo

La autoprotección desde la cosmovisión y territorialidad Inga

Históricamente las y los “Guardianes de la tierra” o Wasikamas han defendido su territorio. En un principio, por el proceso de colonización, y luego, por el abandono estatal producto del conflicto armado interno, así como los factores que subyacen al mismo, el resurgimiento de grupos armados ilegales y de dinámicas criminales que afectan a la población civil. De igual manera, el aumento de cultivos de uso ilícito y el interés en el territorio de la implementación de proyectos extractivistas y megaproyectos.

Con el fin de hacerle frente a todos estos factores que les han puesto en grave riesgo de extermino físico y cultural, la Asociación de Cabildos Indígenas del Municipio de Villagarzón Putumayo (ACIMVIP) trabaja en la garantía de la participación de las mujeres indígenas en cargos decisorios y de gobierno propio en las comunidades y autoridades indígenas. Entre ellas están las Warmis Wasikamas, las cuidadoras del territorio, las defensoras ambientales, las mujeres ingas lideresas, sabedoras y transmisoras del idioma, la cultura y la espiritualidad indígenas.

“Entre todas nos empoderamos y nos decimos que las mujeres indígenas también podemos”. Expresa la cabeza principal del cabildo Kachiiaku Andaki: Benilda Quinguanás.
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Unidad Indígena del Pueblo Awá

La incesante lucha por la vida y el territorio de las mujeres indígenas

El pueblo indígena Awá, asociado a UNIPA, ha sido uno de los más afectados por múltiples violencias. En comunicado del Espacio de Cooperación para la Paz (ECP) se lee que desde 2016 se han registrado 350 hechos victimizantes. En el caso de las mujeres indígenas Awá, CODHES ha identificado que estos hechos van desde el abuso sexual, el desplazamiento forzado, las amenazas a aquellas que ejercen liderazgos, el despojo de tierras y la perdida de bienes materiales, las minas antipersonales que han afectado las tradiciones, usos y costumbres de las mayoras Awá, hasta la vinculación de niñas y mujeres jóvenes a grupos armados.

Esta situación ha provocado que la población se encuentre en una profunda violencia y desarmonía. En este sentido, Unidad Indígena del Pueblo Awá (UNIPA) ha contribuido al fortalecimiento de los mecanismos del sistema de autoprotección del pueblo indígena Awá como una de las herramientas más efectivas para la prevención de las violaciones de derechos humanos, que permita la compresión de estos como medios para la búsqueda del buen vivir y la armonización del territorio.

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En el Día Internacional de las mujeres indígenas, 5 de septiembre, hacemos un especial reconocimiento a aquellas organizaciones copartes que son lideradas o conformadas en su mayoría por mujeres indígenas y que desarrollan acciones de la gestión sostenible del bosque y del ambiente, desde sus luchas por el respeto y reconocimiento de los derechos étnicos, territoriales y ambientales, el mejoramiento de los medios de vida de los pueblos étnicos y las comunidades locales, así como el fortalecimiento de quienes los conforman.

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Fotografía de portada: UNIPA

Fotografía 'Las guardianas de un ecosistema en vía de extinción': Resguardo Indígena Kankuamo

Fotografía 'Rompiendo paradigmas al interior de los pueblos indígenas': Mujeres Hiladoras de Vida

Fotografía 'La autoprotección desde la cosmovisión y territorialidad Inga': FNDH/MarcelaRuiz

Fotografía 'La incesante lucha por la vida y el territorio de las mujeres indígenas': UNIPA