Encuentro de copartes: Experiencias en la defensa de los derechos humanos y del medioambiente

En su labor de apoyo a organizaciones locales, el FNDH organizó un encuentro en el que 65 copartes de Colombia intercambiaron sus conocimientos y experiencias en la defensa del territorio, el bosque y los derechos humanos.
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La deforestación en Colombia afronta uno de sus momentos más críticos. Según el Ministerio de Medioambiente, entre enero y marzo de 2022 se deforestaron 50.400 hectáreas, superando las 45.500 reportadas para el mismo periodo en 2021. Esta misma entidad pública reporta que en las últimas dos décadas han sido deforestadas más de tres millones de hectáreas.

Ante este panorama, el programa de Bosques, Medio Ambiente y Derechos Humanos del Fondo Noruego para los Derechos Humanos (FNDH) ha apoyado desde 2021 a diversas organizaciones locales en su lucha por la defensa de los territorios y la protección de los bosques. Este es el caso de la Corporación para el Desarrollo Sustentable del Piedemonte Andinoamázonico (CORDESPA) cuyo trabajo ha estado enfocado desde hace 10 años en el desarrollo de estrategias comunitarias para defender y conservar los bosques.

En el encuentro de copartes 'Experiencias locales de defensa del Territorio, el Bosque y los Derechos Humanos' organizado por el FNDH, integrantes de CORDESPA compartieron que en la actualidad están en primera línea por la protección del Río Sarabando por medio del monitoreo comunitario, la restauración ecológica, la producción sostenible, y la educación ambiental.

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Este trabajo no ha sido tarea fácil, se ha logrado en una década de resistencia como se titula el más reciente informe de la organización que monitorea la situación de las activistas ambientales a nivel mundial: Global Witness. En este documento se evidencia que Colombia sigue estando entre los dos países con más asesinatos contra las personas que defienden los derechos étnicos, territoriales y ambientales desde 2012.

La Corporación Acción Humanitaria Por la Convivencia y la Paz del Nordeste Antioqueño (CAHUCOPANA) compartió en el evento de copartes que para contrarrestar esta situación de violencia ha trabajado por el desarrollo de conciencia colectiva entorno a las personas que defienden derechos. Desde 2004 fomentan el empoderamiento y el desarrollo de capacidades de las comunidades campesinas y mineras quienes actualmente luchan por la permanencia y protección de esta zona del país.

El riesgo de ser defensora del medio ambiente

En el caso de las mujeres, las defensoras y lideresas sociales dijeron durante el evento que continúan luchando por sus territorios y comunidades sin medidas de protección efectivas para ellas y sus familias. Según cifras de Sisma Mujer, por lo menos 526 lideresas sociales y defensoras de derechos fueron vulneradas entre 2020 y 2021 en Colombia.

“¿Cómo es la experiencia para nosotras las mujeres, pero sobre todo para nosotras mujeres del territorio, mujeres que caminamos en medio del conflicto, en medio de los cultivos de uso ilícito? Es una experiencia que por un lado nos reconforta, pero por otro lado nos expone a peligros. Cuando decimos que no debe haber extractivismo, que no debe haber minería, extracción de hidrocarburos, o cuando decimos cómo el mercurio está afectando el río Caquetá nos colocamos en mayor peligro", explicó Neruda Díaz, directora de la Fundación para el desarrollo local comunitario (FUNDACOMUNIDAD).

Las defensoras también agregaron que la estigmatización ha sido otro de los obstáculos a los que se enfrentan. “Nosotras no hemos conocido una mujer en la Amazonía que esté tumbando la montaña, tumbando la selva, las mujeres estamos protegiendo y conservando (...) hemos venido siendo unas actoras políticas y sociales, unas defensoras activas de la Amazonía. Por eso creemos que es supremamente importante el fortalecimiento y el reconocimiento de las mujeres", dice Magaly Belalcázar, integrante de Mujeres, Amazonía y Paz y de la Plataforma Departamental de Mujeres.

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Diálogo de saberes: Retos y oportunidades en la defensa del territorio, el bosque y el ambiente

En este mismo encuentro, comunidades y organizaciones copartes participaron en un diálogo de saberes en el que las panelistas discutieron sobre cómo perciben la relación entre el cuidado y protección del territorio, el bosque y la garantía de sus derechos, así como los retos y oportunidades en la defensa del ambiente.

“Desde nuestra cosmovisión, las mujeres somos el territorio y en nosotras está representado el territorio. Por eso, proteger y cuidar implica que se cuente y se tenga la participación efectiva de las mujeres” dice Liliana Villazón, coordinadora de proyecto del Resguardo Indígena Kankuamo y panelista del Diálogo de Saberes.
“La relación entre proteger y defender tiene que ver con poner el cuidado de la vida en el centro” dice Julián Castaño, integrante de Amar Es Más y panelista del Diálogo de Saberes.

Desde la Procuraduría General de la Nación, el procurador delegado para asuntos étnicos, Ramón Laborde resaltó la labor de las personas defensoras del medio ambiente: “La protección de los ecosistemas va íntimamente ligada a que la gente que ha estado cuidándolos”. Por esta razón, Laborde agregó que la entidad ha estado trabajando de manera articulada con la sociedad civil y las comunidades.

Silje Haugland, consejera de Clima y Bosque de la Embajada de Noruega en Colombia también destacó el trabajo de la sociedad civil por su labor clave en la construcción de paz y en la reducción de la deforestación en el país andino. “Estamos muy orgullosos de poder brindar este apoyo a comunidades y organizaciones”.

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Al finalizar este diálogo de saberes, Caroline Aarsæther, directora país del Fondo Noruego para los Derechos Humanos Colombia, aplaudió el trabajo de las organizaciones locales por su poder transformador en temas de derechos humanos y ambientales. “Ha sido muy satisfactorio e inspirador ver cómo a través de estas iniciativas locales en pro de la defensa de derechos de los territorios, del bosque, y del medio ambiente, todas estas apuestas contribuyen en formas muy variadas”.

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El Fondo Noruego para los Derechos Humanos realiza un apoyo directo a las apuestas locales que trabajan por la defensa de derechos humanos y del medioambiente, y que contribuyen a mitigar el cambio climático y a transformar realidades en los territorios de Colombia.