El Salado, al norte de Colombia, carga consigo una de las masacres más atroces del conflicto contemporáneo del país. Según el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), “en febrero del 2000, 450 paramilitares dieron muerte a 60 personas en total indefensión”.
Durante este hecho, Velasco fue víctima de violencia sexual por parte de un grupo de hombres paramilitares. Y a pesar de lo que esto significó en su vida, la actual defensora renació de las cenizas con la fuerte convicción de que debía luchar por sus derechos y por los de las demás mujeres que también fueron abusadas.
El CNMH señala que de las 7.000 personas que habitaban El Salado, solo 730 retornaron para reconstruir sus vidas. Con el paso del tiempo Velasco decidió regresar a este lugar donde la comunidad empezó a unirse para trabajar en pro de la reparación colectiva.
Sin embargo, en su retorno a la comunidad, Velasco empezó a darse cuenta de que “en El Salado se hablaba de todo menos de nosotras las mujeres, de lo que necesitábamos, y de lo que como víctimas queríamos hacer”.

A partir de ese momento, nace Mujeres Sembrando Vida. Desde hace 15 años, “vengo tocando puertas y ganando espacios para defender los derechos de las mujeres que guardaban silencio -y que aún lo hacen- frente a estos hechos”, dice Velasco, directora de la organización, que actualmente cuenta con un grupo de 12 lideresas que ofrecen apoyo psicosocial a 280 casos en la región.
“¡Yirley, tú nos salvaste la vida!” Dicen las mujeres víctimas de violencias a las que Velasco apoya con su trabajo.
“¡Yirley, tú nos salvaste la vida!” ha sido una de las frases más frecuentes que Velasco ha escuchado en el desarrollo de su trabajo. “Al inicio no me creía el impacto tan positivo que este trabajo ha tenido en las mujeres. Pero ahora puedo decir con mucho honor y mucho orgullo que este trabajo vale la pena, a pesar de que nos quieren silenciar”, expresa.
El trabajo de la directora de Mujeres Sembrando Vida no ha sido fácil. Aunque ha logrado ayudar a tantas mujeres víctimas de violencias, Velasco ha recibido múltiples amenazas de muerte a través de llamadas, mensajes de texto y panfletos. Aún cuando la Comisión Interamericana de Derechos Humanos le otorgó medidas cautelares al considerar el alto riesgo que corre.
En Colombia, la Defensoría del Pueblo ha registrado 859 amenazas contra defensoras de derechos humanos entre 2016 y 2020. En la mayoría de los casos, se trató de amenazas de muerte.
Si bien las defensoras de derechos humanos enfrentan bastantes obstáculos para el desarrollo de su labor, muchas optan por seguir haciéndolo por el bien de sus territorios.
En el caso de Velasco, ella considera que su trabajo no solo ha tenido un impacto positivo en la vida de las mujeres víctimas de violencias. “Este trabajo también me ha salvado la vida. Este trabajo es el que me mantiene con vida. Ser lideresa, defensora de derechos humanos, llegar a diferentes comunidades, hablarles a las mujeres, me ha llenado de paz y tranquilidad a mí y a mi familia”.
A futuro, Yirley Velasco sueña una sede física de su organización Mujeres Sembrando Vida en la que todas las víctimas de violencias puedan tener un hogar de refugio. Y, a su vez, anhela “un país libre de violencia sin miedos, sin ataduras, donde las mujeres tengan equidad e igualdad de condiciones”, puntualiza.
Desde el Fondo Noruego para los Derechos Humanos creemos que la labor que la lideresa Yirley Velasco ha venido desarrollando por medio de su organización Mujeres Sembrando Vida es clave para que Colombia transite un camino hacia la paz, el perdón y la reparación de las víctimas. Por ello, rechazamos cualquier tipo de violencia hacia ella y hacia las mujeres lideresas que actualmente luchan por los derechos humanos del país.