La Ruta Pacífica de las Mujeres, uno de los movimientos feministas más importantes de Colombia, convocó la marcha por “la vida, la desmilitarización y la no estigmatización del territorio”, que reunió a miles de mujeres en Caucasia, en la región de Antioquia, una de las zonas más afectadas por el conflicto.
La organización logró llenar hasta 34 buses de diferentes partes del país llegaron a esta parte del país, incluso algunos después de más de 20 horas en carretera. Mujeres indígenas, afro, campesinas, así como mujeres en todas sus diversidades recorrieron las calles de este municipio hasta desembocar en el parque de La Ceiba donde tuvo lugar el acto central. Clara Mazo, una de las fundadoras históricas de la Ruta Pacífica de las Mujeres, comentó que nunca se había visto una marcha así en esta región.
Tres espirales de tela que simbolizan los tres ríos de la región, una olla haciendo alusión a la pobreza y una vasalisa (muñeca de cuerda) que simboliza la protección, presidieron el centro del parque que acogió el acto central, dándole una carga simbólica a la marcha. Tras casi tres horas de cantos de consignas, reivindicaciones, ritmo y color, la marcha llegó al parque donde fueron recibidas desde la megafonía que fue saludando a las diferentes delegaciones.
Luego se invitaron a los y las alcaldesas de los municipios de la región a reunirse en torno a los elementos simbólicos que presidían el parque donde se les colocó una pulsera y firmaron un pacto humanitario por la protección de las mujeres de esta zona. “Ante tantas coacciones las mujeres promovemos un pacto humanitario desde las mujeres por la militarización y el cuidado de la vida”, dice una parte del pacto. Un documento que pide además que se reconozca el trabajo que hacen las lideresas y defensoras de derechos humanos en sus comunidades, y hacen un llamado a la comunidad internacional a continuar hacer seguimiento al acuerdo de paz y promover la mejora de las condiciones quienes defienden derechos.
Diferentes grupos folclóricos de la región amenizaron la parte final del evento, antes de que las miles de mujeres que participaron en la marcha comenzaran el regreso a sus territorios desde donde seguirán trabajando por un mundo libre de violencias.
Marina Gallego, coordinadora nacional de la Ruta Pacífica de las Mujeres, se mostró feliz de poder haber hecho la marcha en una región donde “es difícil que las mujeres puedan hacer actividades de este tipo” por la presencia activa del conflicto en esta zona. “Esta marcha rompen con el silencio y el miedo que se ha impuesto en este territorio”, afirmó. Además, hace un llamamiento a la comunidad internacional para seguir haciendo seguimiento a las condiciones de las defensoras en este territorio.
Por último, Gallego se mostró decidida a seguir impulsando este trabajo para proteger a mujeres defensoras de derechos humanos “que están en territorios controlados por las armas”. Y aseguró que iban a seguir trabajando con las autoridades para comprometerlas en la protección de las mujeres.