Cinco años desde que el Atrato se consideró el primer río con derechos en Colombia

La labor de ambientalistas y organizaciones de la sociedad civil ha sido la que ha permitido el avance en la protección y defensa de esta entidad sujeto de derechos.
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Solo quienes habitan las orillas del Atrato saben que este no es un río cualquiera. Este universo de diversidad biocultural acompaña a una considerable población afrocolombiana e indígena en su diario vivir.

Durante la primera infancia, las comunidades afro e indígenas del Atrato consideran un error no llevar a las niñas y niños a interactuar con el río, ya sea para jugar en la orilla o nadar en sus aguas. Mientras los más pequeños se conectan con el río, las personas adultas realizan otras actividades que hacen parte de su día a día como lavar ropa y enseres, pescar, transportarse, bañarse, recolectar agua, entre otras.

Para las personas atrateñas su río lo es todo. Así lo dice Maryury Mosquera: “para nosotros el río no es una rueda suelta, sino que es una parte de nosotros, y nosotros una parte de él”.

Mosquera hace parte del Foro Interétnico de Solidaridad del Chocó (FISCH) una plataforma en la que organizaciones de comunidades étnicas y sociales defienden los derechos del río. En 2016, denunciaron que las autoridades estatales no estaban ejerciendo sus competencias de control sobre las actividades extractivas ni garantizando los servicios básicos para la población, lo cual ha generado un grave deterioro ambiental.

El paso de las retroexcavadoras que buscan insaciablemente el oro entre el suelo y el fondo de los ríos ha contaminado las aguas del Atrato con mercurio, una de las sustancias químicas más tóxicas y peligrosas para la salud. Un estudio calcula que se utilizan 150 toneladas de mercurio en la explotación del oro, donde una gran cantidad de residuos mineros van a parar al río Atrato o a sus afluentes, contaminando los sedimentos y las especies de peces de agua dulce que consumen las comunidades.

El uso de mercurio en la extracción ilegal del oro también está afectando la salud de los habitantes de la cuenca del río Atrato. El Ministerio de Salud de Colombia identificó que “la exposición al mercurio no solo está afectando a las personas que trabajan directamente en las minas, sino que además están siendo expuestas, indirectamente, las personas que habitan los sitios cercanos a las minas o a los ríos donde es liberado este metal tóxico (…) quienes experimentan temblores, dolores de cabeza, nerviosismo e insomnio”.

Fausto Palacios habitante de la cuenca y miembro del Cuerpo Colegiado de Guardianes del río Atrato agrega que las afectaciones se desarrollan de forma diferenciada entre las mujeres, pues "son ellas las que más están contacto con río haciendo los oficios cotidianos como lavar la ropa y los trastes".

El río Atrato, sujeto de derechos

En ese mismo año en el que se denunciaron estos hechos, las comunidades atrateñas, representadas por autoridades étnico-territoriales y organizaciones de la sociedad civil como el FISCH, lograron que la Corte Constitucional de Colombia reconociera que el río Atrato es una entidad viviente que además sustenta otras formas de vida y culturas, y por ello, este organismo le otorgó los derechos a la protección, la conservación, el mantenimiento, y la restauración por medio de la Sentencia T-622.

Dentro de las principales ordenes de la sentencia se estableció la creación de la Comisión de Guardianes del río Atrato, conformada por el Ministerio de Ambiente de Colombia y el Cuerpo Colegiado de Guardianes de las comunidades ribereñas. Este grupo de hombres y mujeres tiene dentro de sus funciones principales la pedagogía, sensibilización y difusión de la sentencia y protección del río.

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Guardianes del río Atrato en un foro en el marco del Atrato Fest. Crédito: FNDH/MarcelaRuiz

Han pasado cinco años desde que este hecho histórico supuso un paso adelante para los derechos de las comunidades y de la misma cuenca. A pesar de que la implementación de las ordenes de la sentencia ha presentado algunos obstáculos relacionados con el tiempo inicialmente contemplado para su cumplimiento, “se ha logrado elaborar los planes de acción que fueron ordenados, estos tienen más de 100 actividades por cada uno de los planes”, explica Viviana González de Siembra, una de las organizaciones que ha venido asesorando y acompañando jurídicamente al Cuerpo Colegiado de Guardianes del río Atrato.

Se espera que el Gobierno nacional otorgue rápidamente los recursos necesarios para continuar con la implementación, y a su vez, que la Sentencia T-622 se incluya dentro del Plan Nacional de Desarrollo para así garantizar la sostenibilidad de los planes de acción.

Atrato Fest: todas y todos somos guardianes

Otro factor importante para la implementación de la sentencia es el conocimiento y apropiación de su contenido por parte de las mismas comunidades atrateñas. Cada año se desarrolla en el Chocó el Atrato Fest, un evento cultural en el que el río Atrato es el protagonista en las calles de Quibdó y de la cuenca.

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Guardián del río Atrato en el Foro "El Atrato es la Vida. Cinco años de la Sentencia T-622". Crédito: FNDH/MarcelaRuiz
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Población afrocolombiana e indígena asistió al foro que conmemoró los cinco años de la sentencia. Crédito: FNDH/MarcelaRuiz
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En marco del Atrato Fest, las organizaciones sociales dieron varios recorridos pedagógicos sobre el río Atrato con estudiantes de Quibdó, Chocó, con el fin de sensibilizar y dar a conocer la sentencia. Crédito: FNDH/MarcelaRuiz

Este es un espacio muy importante para que la comunidad atrateña se apropie y se comprometa al ejercicio de cuidado y defensa del río Atrato mediante las actividades que ofrece el Atrato Fest”, expresa Luz Enith Mosquera, ingeniera ambiental del FISCH, una de las tres organizaciones sociales que hicieron realidad este sueño. En la creación y organización de este festival también participan el Cuerpo Colegiado de Guardianes y organizaciones sociales como Siembra y Motete.

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Desde el Fondo Noruego para los Derechos Humanos (FNDH) apoyamos al FISCH en su labor de defensa y preservación ambiental del territorio y de la gestión sostenible de los ecosistemas de bosque. Reconocemos el trabajo detrás de iniciativas como el Atrato Fest como una oportunidad para reconocer los derechos de uno de los ríos más biodiversos del mundo.

Fotografía de portada: Dos guardines del río Atrato en el Foro "El Atrato es la Vida. Cinco años de la Sentencia T-622". Crédito: FNDH/MarcelaRuiz